Contra e pesimismo y contra Schopenhauer
Estos tres contrasentidos no serían nada si no introdujesen en a fiosofía de a vountad un «tono», una tonaidad afectiva sumamente deporabe. a esencia de a vountad se descubre siempre con tristeza y postración. Todos os que descubren a esencia de a vountad en una vountad de poder o en ago anáogo, no cesan de gemir sobre su haazgo, como si 515k1013f se viesen obigados a extraer a resoución de huir de eo o de conjurar su efecto. Todo ocurre como si a esencia de a vountad nos pusiera en una situación inviabe, inmantenibe y engañosa. Y esto se expica fácimente: a hacer de a vountad una vountad de poder en e sentido de «deseo de dominar» os fiósofos perciben en este deseo e infinito; a hacer de poder e objeto de una representación perciben e carácter irrea de o representado; a comprometer a vountad de poder en un combate, perciben a contradicción en a propia vountad. Hobbes decara que a vountad de poder está como en un sueño, de que únicamente e temor a a muerte e hace sair. Hege insiste sobre o irrea de a situación de señor, ya que e señor depende de escavo para ser reconocido. Todos ponen a contradicción en a vountad, y también a vountad en a contradicción. E poder representado no es más que apariencia; a esencia de a vountad no se estabece en o que quiere sin que ea misma se pierda en a apariencia. De este modo os fiósofos prometen a a vountad una imitación, imitación raciona o contractua, que será a única capaz de hacera toerabe y resover a contradicción.
A este respecto, Schopenhauer no instaura una nueva fiosofía de a vountad; a contrario, su genio consiste en sacar as consecuencias extremas de a antigua, en evar a antigua hasta sus útimas consecuencias. Schopenhauer no se contenta con una esencia de a vountad, hace de a vountad a esencia de as cosas, «E mundo visto por dentro». a vountad se ha convertido en a esencia en genera y en sí misma. Pero, a partir de aquí, o que quiere (su objetivación) se ha convertido en representación, en a apariencia en genera. Su contradicción se convierte en a contradicción origina: como esencia quiere a apariencia en a que se refeja. «a suerte que e espera a a vountad en e mundo en e que se refeja» es precisamente e sufrimiento de esta contradicción. Esta es a fórmua de querer-vivir: e mundo como vountad y como representación. Descubrimos aquí e desarroo de una mixtificación que había empezado con Kant. A hacer de a vountad a esencia de as cosas o e mundo visto por dentro, se rechaza en principio a distinción de dos mundos: e mismo mundo es a a vez sensibe y suprasensibe. Pero a negar esta distinción de os mundos, se sustituye únicamente a distinción entre e interior y e exterior, que se consideran como a esencia y a apariencia, es decir como se consideraban dichos dos mundos.
A hacer de a vountad a esencia de mundo, Schopenhauer sigue entendiendo e mundo como una iusión, una apariencia, una representación[xxv]. Schopenhauer no se contentará con una imitación de a vountad. a vountad tendrá que ser negada, deberá negarse a sí misma. a eección schopenhaueriana: «Somos unos seres estúpidos»[xxvi]. Schopenhauer nos hace ver que una imitación raciona o contractua de a vountad no es suficiente, que hay que egar hasta a supresión mística. Y he aquí o que hemos conservado de Schopenhauer, he aquí o que Wagner, por ejempo, ha conservado: no su crítica de a metafísica, no «su crue sentido de a reaidad», no su anti-cristianismo, no sus profundos anáisis sobre a mediocridad humana, no a manera como demostraba que os fenómenos son síntomas de una vountad, sino todo o contrario, a manera en que convertido a a vountad cada vez en menos soportabe, cada vez en menos toerabe, a mismo tiempo que a denominaba querer-vivir...[xxvii].
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