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Recordemos lo que decíamos en una de las lecciones anteriores: la oración tiene como constituyentes inmediatos un sintagma nominal y un sintagma verbal. Esto lo expresábamos mediante la fórmula O SN + SV. Y así, la O(ración) El pez nada está constituida por el pez (SN) + nada (SV).
cópula V + (SN) + (SPrep
En la estructura
profunda del predicado hay siempre un verbo, sea copulativo
(o cópula), sea no copulativo (V). La fórmula
estructural del predicado en español es la
siguiente:
+ sintagma adjetivo SAdj + sintagma preposicional SPrep
Cuando dos o más símbolos están escritos verticalmente entre llaves, queremos decir que es preciso elegir uno de ellos (y sólo uno). Cuando algunos símbolos están escritos entre paréntesis, en la misma línea en que hay otro u otros sin paréntesis, ello significa que éstos son obligatorios, y aquéllos facultativos (pueden aparecer o no). La cruz que, en la línea final, aparece tras (SPrep significa que el verbo (V) puede ir acompañado por un sintagma preposicional (Me bañé / en la piscina.) o más de uno (Me bañe en la piscina / por la noche, a oscuras.).
La fórmula estructural anterior debe interpretarse así:
.o El predicado puede ser de dos tipos: con cópula (ser o estar) o sin ella (un verbo no copulativo V)
.o Cuando el predicativo se forma con cópula, recibe el nombre de predicado nominal:
- El viento era fuerte.
Aquí, la cópula es era (del verbo ser); el adjetivo fuerte se llama atributo. El atributo, según comprobamos en la fórmula puede ser:
- un sintagma nominal o, simplemente, un nombre (con ser):
Pedro fue pescador
- un sintagma adjetivo o, simplemente, un adjetivo (con ser o estar):
El viento era fuerte
La clase está silenciosa.
- un sintagma preposicional (con ser o estar):
Este vino es de Jerez
Pablo está con un enfado terrible.
Nótese que el Sprep, en estos casos, equivale normalmente a un adjetivo: de Jerez = jerezano; con un enfado terrible = enfadadísimo.
3o. Cuando el predicado se forma con un verbo no copulativo (V), se denomina predicado verbal. Y, según la fórmula, puede estar constituido por:
- un verbo (V) solo: El ciclista sudaba;
- un verbo (V) seguido de un sintagma nominal (SN): Los bomberos apagaron el fuego;
- un verbo (V) seguido de un sintagma nominal (SN) y de uno o más sintagmas preposicionales (SPrep): Lolita tiene / familia/ en Ciudad Real;
- un verbo (V) seguido de uno o más sintagmas preposicionales (SPrep): Veranean /por Málaga,/ en un pueblo de la costa.
Tradicionalmente, las oraciones que poseen un predicado constituido por una cópula (es decir un predicado nominal), se denominan oraciones atributivas (porque la cópula va seguida de atributo). Sería preferible llamarlas oraciones copulativas, pues se forman con ayuda de una cópula.
Las oraciones cuyo predicado está formado por un verbo no copulativo (V) (esto es, un predicado verbal) se llaman oraciones predicativas.
Muchos adverbios equivalen a sintagmas preposicionales:
- aquí = en el lugar donde estamos;
- ayer = en el día anterior al de hoy;
- abajo = en el lugar inferior al que estamos;
- así = de esta manera; etc.
Por ello (aun teniendo en cuenta que otros adverbios no permiten tal equivalencia), en la fórmula estructural del predicado, no incluimos el adverbio que puede acompañar al verbo, aceptando que SPrep puede referirse, por igual, a un sintagma preposicional [Vino con rapidez.] o a un adverbio, el cual sería o podría ser un sustituto superficial de un SPrep [Vino rápidamente.].
Como hemos visto, el predicado nominal se construye con un verbo copulativo (o cópula) y un atributo. Las cópulas son ser y estar. Están casi vacías de significación.
Pero hay otros verbos que poseen más significación, y que también forman predicados nominales. Pueden desempeñar, por tanto, una función copulativa:
- parecer:
Roque parece tonto.
Aquel señor parecía el dueño.
Ese barco parece de Japón.
- ponerse:
El cielo se puso plomizo.
Por nada, se ponía furioso.
- quedarse:
La gente se quedó asombrada.
El crío se quedó de piedra.
- mantenerse:
El puente se mantiene firme.
La casa aún se mantiene en pie.
Hay algunos más de este tipo: llegar a ser, ser tenido por, ser llamado, etcétera.
Atención: ser y estar y los restantes verbos copulativos pueden funcionar como verbos normales (V), es decir, sin necesidad de atributo. Entonces, ser significa existir, estar en un sitio, ocurrir o suceder y estar significa estar presente o permanecer:
El atributo se distingue porque, cuando es nombre o adjetivo, debe llevar el mismo género y el mismo número que el sujeto:
- Él es alto.
- Ellas son altas.
- El acto fue en un teatro.
- Ven conmigo, no es lejos.
- ¡Así sea!
- Es que no quiero.
- Mañana estaré en casa.
- Ese cuadro está en el Prado.
- No estoy para nadie.
- No se parece a él.
- Me puse en la fila.
- Se quedó a la puerta.
Comparemos estas dos oraciones:
I. El viento era fuerte.
II. El viento soplaba fuerte.
Aparentemente, la organización de ambas oraciones es idéntica: fuerte se dice de viento con la ayuda de un verbo. Ya sabemos que ser es copulativo; su función es unir, porque prácticamente carece de contenido semántico. Pero soplar es un verbo pleno (V), con una significación bien definida. No une sólo: aporta a la oración su propio significado. Tanto es así que si en la oración I quitamos fuerte, se queda incompleta, porque este adjetivo forma parte del predicado, según la fórmula estructural. En cambio, si en II prescindimos de fuerte, la oración subsiste.
Ello quiere decir que son dos estructuras diferentes. En II, fuerte sirve simultáneamente de complemento al sujeto (viento fuerte) y al verbo (soplaba fuerte). La oración I es atributiva; la II, predicativa. En I, fuerte funciona como atributo, dentro del predicado nominal; en II desempeña una función simultánea de complemento del sujeto y del verbo. Esa función se denomina complemento predicativo. Prácticamente, todos los verbos pueden llevarlo:
Las chicas jugaban alegres en el recreo.
- Aquel señor leyó atento el documento.
- Su madre trabaja afanosa.
- Ellos me miraron risueños.
Estos predicados con complemento predicativo no se forman directamente con la fórmula estructural que hemos dado, sino mediante transformaciones que no son de este lugar.
El predicado, según hemos dicho, puede ser nominal /El bedel es amable. El bedel está enfermo./ o verbal /El bedel viene pronto./.
En ambos casos, el predicado afirma, niega o pregunta algo acerca del sujeto. En muchas ocasiones un mismo significado o contenido semántico puede expresarse, bien con un predicado nominal /El perro es muy ladrador./ o verbal /El perro ladra mucho./. Pero, naturalmente, ello no siempre resulta posible.
El predicado nominal expresa, semánticamente, maneras de ser o de estar, no acciones propiamente dichas. Si afirmo que Juan es alto o que Juan está triste, Juan no realiza actividad alguna: en él ocurren procesos, normalmente sin que se los haya propuesto.
Hay igualmente predicados verbales constituidos por verbos que también carecen del rasgo semántico [acción], como vivir, gustar, palidecer, dormir, etc. Otros, en cambio, sí lo poseen: andar, correr, venir, perdonar, escribir, etc.
Tenemos, así, dentro de las oraciones que poseen predicado verbal, dos tipos diferenciados semánticamente:
- con verbos de estado (carentes del rasgo [acción]): Me gustan las naranjas;
- con verbos de actividad (poseedores del rasgo [acción]): Subí el baúl.
Pero no son éstas las únicas posibilidades semánticas del predicado verbal. Así, hay verbos que no significan ni estado ni actividad del sujeto. Con la oración Me he cortado el pelo, quiero decir normalmente que "me lo he hecho cortar en la peluquería". Estos verbos con que el sujeto hace hacer algo se llaman factitivos:
- La empresa ha construido nuevos talleres en Játiva.
- El Ayuntamiento ha arreglado las calles.
Podríamos distinguir muchas clases de predicados verbales más. Así, los que exigen sujeto humano (pensar, negociar, licenciarse, etc.) o no humano (germinar, crujir, tintinear, etc.); los que precisan un complemento que designa un objeto ya existente (He roto el jarrón.), frente a otros que van construyendo el objeto (He escrito una carta. Alzaron una torre; etc.). Insistimos: hay muchas variedades de predicado verbal. Vamos a fijarnos sólo en una de ellas muy importante: la de aquellos predicados constituidos por un verbo que requiere forzosamente un complemento.
Llamamos transitividad a la propiedad de ciertos verbos (llamados verbos transitivos) que les obliga a funcionar complementados necesariamente por un sintagma nominal:
- He leído dos novelas.
- Mi padre comprará un tractor.
- Limpia esa lámpara.
Este sintagma nominal obligatorio se denomina, como sabemos, complemento directo, y se constryue sin preposición (ejemplos anteriores). Pero hay una excepción: cuando designamos seres humanos va precedido de la preposición a:
- El médico visitó a los enfermos.
- Saludamos a la directora.
Se trata, con todo, de una regla insegura. Decimos: La guerra forja héroes, sin preposición, aunque héroes es un nombre con el rasgo [+ humano]; y Algunos pueblos adoran al sol, aunque sol lleva el rasgo [- humano]. El problema no ha hallado aún una formulación gramatical inobjetable. Las excepciones anteriores pueden explicarse porque forjar es verbo que normalmente se construye con complemento [- humano]: Forjaron esa reja en 1660, mientras que, a la inversa, adorar suele llevar complemento [+ humano]: Adora a sus padres.
Los pronombres pueden desempeñar la función de complemento directo, cuando sustituyen a un sintagma que funcionaría como tal:
- El médico visitó a los enfermos = Los visitó.
- Saludamos a Elena = La saludamos.
Existen otros verbos que se construyen sin necesidad de complemento directo. Esta propiedad se denomina intransitividad, y los verbos que la poseen, verbos intransitivos:
- La gallina cacarea.
- Estuvimos en el cine.
- Juana ha adelgazado.
- Los excursionistas caminaron por la orilla del mar.
- Luis charla por los codos.
- Despotrica de todo lo humano y lo divino.
- Los almendros han florecido.
Como vemos, los verbos intransitivos pueden llevar otros complementos, pero siempre precedidos de preposición.
Vemos, pues, que los verbos transitivos llevan un complemento directo, del cual carecen los intransitivos. En cambio, hay otros tipos de complementos que pueden funcionar indistintamente con unos y otros verbos.
Así, el complemento indirecto:
- con verbo transitivo:
He contado la verdad a mi padre.
¿Les has regalado algo?
La verdad y algo son complementos directos.
- con verbo intransitivo:
El perro ladró al ciclista.
Le regaña frecuentemente.
O los complementos circunstanciales:
- con verbo transitivo:
Dobló una moneda con los dedos.
¿Venden esos caramelos en la farmacia?
Moneda y caramelos son complementos directos.
- con verbo intransitivo:
Sonrió con tristeza.
Respira dificultosamente.
Hay verbos, transitivos e intransitivos, que exigen obligatoriamente un complemento preposicional.
Un verbo transitivo como sacar lleva obligatoriamente un complemento directo; Sacó una navaja. Pero, en la estructura profunda, ese verbo requiere, para funcionar con plenitud, un complemento más, construido con preposición:
- Sacó una navaja del bolsillo / del cajón / de la maleta etc.
Esa misma propiedad la poseen muchos verbos intransitivos. Así, el verbo ir requiere forzosamente un complemento preposicional: Mariano ha ido a la estación. Otros ejemplos:
- Estuvimos en el cine.
- Manolo alardea de valiente.
- El agua brotó de la peña.
- Ya han salido para Mallorca.
La gramática moderna denomina esta propiedad común a ciertos verbos transitivos e intransitivos, rasgo atributivo. Este término es equívoco, pues también llamamos verbos atributivos a ser y estar, según hemos visto.
El predicado de la oración, constituido por el verbo y sus posibles complementos, puede sufrir modificaciones, es decir, puede transformarse. He aquí un par de transformaciones que afectan a los verbos transitivos.
Transformación de supresión del complemento directo. Ciertos verbos transitivos pueden presentarse en superficie sin su complemento directo, por ser éste evidente y sobradamente conocido. Sin embargo, ese complemento figura necesariamente en la estructura profunda:
- En mi casa, comemos a las tres.
- Esos individuos beben a todas horas.
- Los carteros reparten por la mañana y por la tarde.
- Se asegura que denunció durante la guerra.
Estos verbos se presentan, pues, superficialmente sin su complemento necesario. Pero observemos que, a la vez, han especializado su significado general. Comer no significa sólo "ingerir alimentos", sino "tomar la comida principal". Beber es específicamente, en ese ejemplo, "beber vino o licor". Repartir significa ahí "distribuir el correo". Y denunciar, "delatar a adversarios políticos".
Transformación pasiva. Las oraciones con verbos transitivos, en condiciones no bien especificadas aún por la Gramática, pueden experimentar una transformación pasiva:
- El Rey recibirá a los senadores. Los senadores serán recibidos por el Rey.
Decimos que esta transformación no está bien especificada por la Gramática porque se ignoran las circunstancias que la bloquean o impiden en algunos casos:
- Yo como sólo verduras. *Sólo verduras son comidas por mí.
- Mi hermano no lee periódicos. *Periódicos no son leídos por mi hermano
Llamamos oración simple a la que consta de un solo sujeto y de un solo predicado:
- El tren se ha detenido.
- Estalló una revolución en el país.
Las oraciones simples pueden ser muy breves (Luis volverá.) o muy largas (La prensa anuncia una nueva representación de "Las galas del difunto" mañana en el teatro Coliseum a las siete de la tarde.). Lo decisivo para que sea simple es que posea sólo un sujeto y un predicado.
La Gramática tradicional consideraba simples las oraciones con dos o más sujetos, siempre que tuvieran un solo predicado:
- Carlos y María vinieron en avión.
Según la moderna Gramática generativa, esta oración no sería simple, sino compleja, porque, en su estructura profunda, consta de dos proposiciones con forma oracional:
Carlos vino en avión y María vino en avión.
También se admitía tradicionalmente que una oración como la siguiente /El coche amarillo ha ganado la carrera./ es simple. Como vemos, lleva un adjetivo (amarillo), calificando a coche. Según los gramáticos generativos, se trata de una oración compleja, porque todo adjetivo se introduce en la oración matriz formando parte de una proposición de relativo. El proceso transformativo sería el siguiente:
- El coche ha ganado la carrera. El coche es amarillo. El coche que es amarillo ha ganado la carrera. El coche amarillo ha ganado la carrera.
En el origen de esta oración terminal había, pues, dos proposiciones.
El predicado de una oración simple puede llevar verbos auxiliares, sin que esta deje de ser simple:
- El chico continuó llorando.
- El chico se echó a llorar.
Continuar y echarse funcionan como verbos auxiliares.
Cuando una oración consta de dos o más proposiciones (es decir, grupos de palabras con sujeto y predicado), se denomina oración compleja (o compuesta):
Paco se ha levantado tarde porque el despertador no ha funcionado.
Esta oración consta de dos proposiciones:
Paco se ha levantado tarde y El despertador no ha funcionado.
Como vemos, ambas proposiciones tienen forma oracional, porque poseen sujeto (Paco, el despertador) y predicado (se ha levantado, no ha funcionado). Las llamamos proposiciones y no oraciones, porque, según ya vimos en una lección anterior, reservamos el nombre de oración para las unidades lingüísticas dotadas de significación que no pertenecen a otra unidad lingüística superior. Como Paco se ha levantado tarde y El despertador no ha funcionado forman parte de otra unidad superior (la oración compleja Paco se ha levantado tarde porque el despertador no ha funcionado), no son oracioneas, sino proposiciones.
Proposición es una unidad lingüística con estructura oracional (tiene ujeto y predicado), que forma parte de una oración compleja.
Las proposiciones de una oración compleja pueden tener sujetos y predicados distintos (ejemplo anterior); y también sólo el mismo sujeto:
(Yo) Estuve allí y (yo) vi lo que ocurrió.
El verbo de la proposición puede ir en forma personal (ejemplos anteriores) o en forma no personal (infinitivo, gerundio o participio):
- Me ha parecido oír otra cosa.
- La gente, temiendo algún incidente, se dispersó.
- Los ciclistas, fatigados, llegaron tarde a la meta.
Los sujetos respectivos de oír, temiendo y fatigados son, respectivamente, yo, gente y ciclistas.
En el seno de una oración compleja, las proposiciones pueden interrelacionarse de dos maneras: mediante coordinación y mediante subordinación.
La coordinación se produce cuando entre las proposiciones interrelacionadas no existe relación de dependencia. Aunque contribuyen a producir un significado superior, jerárquicamente son iguales:
Ayer por la tarde fui al cine y estudié por la noche.
Por el contrario, existe subordinación cuando una proposición tiene una jerarquía gramatical inferior a la de la otra. La proposición subordinada desempeña una función gramatical respecto de la otra, que se denomina proposición principal. Y así, puede actuar dentro de ella como
- sujeto: Me alegra que hayas vuelto.
- atributo: Ese coche es el que ha ganado.
- complemento de un nombre: El aula que tenemos es muy fría.
En la tradición gramatical española, la coordinación se denomina también parataxis; y a la subordinación se le da el nombre de hipotaxis. Las construcciones coordinadas son, pues, paratácticas; y las subordinadas, hipotácticas.
En otras tradiciones, estos términos tienen otros significados; se llama parataxis a la unión de dos proposiciones (coordinadas o subordinadas) sin conjunción. (Te ruego vuelvas.); es lo que, entre nosotros, se llama yuxtaposición, según vamos a estudiar ahota mismo. Y se denomina hipotaxis a la unión mediante conjunciones (Te ruego que vulevas.) Como el Cuestionario no aclara esta cuestión, seguimos en la terminología la tradición española.
Muy frecuentemente, tanto las proposiciones coordinadas como las subordinadas van unidas por conjunciones:
- Aposte y gané.
- Lo esperamos pero no ha llegado aún.
- Discutes siempre aunque no tengas razón.
- Lee las instrucciones para que no se te olvide nada.
Pero, en ocasiones, las proposiciones se suceden en la oración sin ninguna conjunción que las relacione. La relación la establecen mentalmente el hablante y el oyente:
- Intenté telefonearle; no estuvo en casa todo el día.
- Van a darme un certificado; me lo entregarán mañana.
- Carlos es estudioso; aprobará.
A esta relación sin conjunciones explícitas la llamamos yuxtaposición; y a las proposiciones que así se relacionan, proposiciones yuxtapuestas.
La yuxtaposición no se opone a la coordinación o a la subordinación, no es cosa distinta. Es sólo una manera de construir las proposiciones coordinadas o subordinadas. Sólo ocurre que, a veces, por carecer de conjunciones, que son los signos destinados a informar explícitamente sobre el tipo de relación, se puede dudar acerca de si esta es coordinativa o subordinativa.
En la oración Intenté telefonearle; no estuvo en casa todo el día, la relación parece ser de coordinación adversativo:
Intenté telefonearle [pero] no estuvo en casa todo el día.
En el segundo de los ejemplos anteriores, existe coordinación copulativa:
Van a darme un certificado [y] me lo entregarán mañana.
En cambio, en el tercero, la relación que une a las proposiciones parece ser de subordinación consecutiva:
Carlos es estudioso; [por tanto,] aprobará.
Pero podría ser también de coordinación copulativa:
Carlos es estudioso [y] aprobará.
El esquema normal de una oración compleja formada por dos proposiciones coordinadas es el siguiente:
O
Proposición 1 Conjunción Proposición 2
Yo fui al cine y Marta se quedó en casa.
La proposiciones coordinadas pueden dividirse en varios grupos, caracterizados por la presencia de conjunciones distintas:
- Copulativas (se suceden sumando sus significados):
Discutieron y riñieron.
Ni habla ni come.
- Disyuntivas (presentan opciones que se exlcuyen):
¿Vienes con nosotros o vas con ellos?
¿Dices la verdad u ocultas algo?
Me lo prestas o bien te lo compro.
- Adversativas (una proposición corrige a la otra):
Es serio pero muy simpático.
Lo pretendió, mas no lo logró.
Me dice que lo tutee, aunque no me atrevo.
Estudia mucho; sin embargo, no aprueba.
No te quejes; antes (o antes bien) debes estarle agradecido.
Has tenido dos faltas; por lo demás, el ejercicio está bien.
No pierde belleza, sino que está cada día más guapa.
La película es muy famosa; con todo, no la encuentro amena.
No me parece bueno; más bien yo diría que es todo lo contrario.
No tengo nada qué hacer, fuera de (o excepto o salvo) echar estas cartas.
Lo hace bien todo, menos reír.
El fuego se extendió mucho; no obstante, pudo atajarse.
- Distributivas (presentan acciones alternativas que no se excluyen):
- Entre Ignacio y Ramón resolvieron el problema.
Algunos gramáticos (como Staal, 1963) reconocen en y un valor subordinado consecutivo:
- Tomó arsénico y murió.
- Jugaron con mucho brío y ganaron el partido.
En efecto, y establece ahí la misma relación que las locuciones conjuntivas consecutivas:
- Tomó arsénico; por consiguiente, se murió.
- Jugaron con tanto brío que ganaron el partido.
Hemos dicho que se excluyen entre sí: /¿Te pones la gabardina o el abrigo?/. Sin embargo, hay casos en que no se produce exclusión: Tal vez vengan hoy mi hermano o mi primo (pueden venir los dos).
- La Sexta Sinfonía o Pastoral fue muy bien interpretada.
Aquí, la opción se establece entre los nombres, no entre las cosas (porque sólo hay una). Podríamos expresar lo mismo con las locuciones conjuntivas explicativas:
- Juan estudia la ciencia que se ocupa de los peces, esto es, Ictiología.
- La Sexta Sinfonía, es decir, la Pastoral fue muy bien interpretada.
Aunque aparentemente la coordinación es una estructura sintáctica bastante sencilla, presenta una gran complejidad que no ha podido ser resuelta aún por los gramáticos. En efecto, no todas las oraciones pueden coordinarse, aunque tengan el mismo sujeto y el mismo verbo. Obsérvese la imposibilidad de las siguientes oraciones:
*Luis es rubio y [es] consejal.
*Clotilde hace las camas o piensa escribir un libro.
*Unos se cortaban las uñas pero otros combatían en Palestina.
*Era de noche; sin embargo, llovía.
Son problemas en que trabajan semantistas y lógicos. En principio, y provisionalmente, podemos señalar que, para que la coordinación sea posible, se necesitan:
- La compatibilidad entre sus proposiciones. Dos términos son compatibles cuando no se excluyen. Será imposible decir *Manolo trabaja y no trabaja. Podremos decir, en cambio, Manolo trabaja y estudia (o se ríe, se divierte, canturrea, etc.)
- Una relación alternativa entre ellas; no pueden decir lo mismo. Resulta imposible decir:
*¿Cumples los años en agosto o durante el verano?
*Se detuvieron todos los coches y todos los automóviles de la calle.
- Una relación de coherencia: los elementos relacionados deben ser objetos, acciones, cualidades, etc., con los que se pueda responder a una misma pregunta. Así, a la pregunta /¿Qué cualidades físicas tiene Luis?/, podremos contestar: Es rubio (o bajo, miope, paticorto, etc.). Todas esas proposiciones podrán coordinarse:
- Luis es rubio y alto.
- Luis es bajo y paticorto.
- Luis es rubio y miope.
- Luis es bajo y miope, etc.
En cambio, a aquella pregunta no podremos contestar /Luis es concejal./, porque concejal no contituye una cualidad física; y esta respuesta, por tanto, no puede coordinarse con ninguna de las anteriores.
A la pregunta /¿Qué acción realiza Clotilde?/ corresponden respuestas /Hace las camas. O Escribe una novela. O Estudia en la Universidad, etc./, porque son acciones. Pero "pensar escribir un libro" no es una acción, y no puede coordinarse con ninguna de las restantes respuestas.
- Una relación de oposición, en el caso de las proposiciones adversativas. El que unos se corten las uñas y otros combatan en Palestina no son acciones opuestas, no se enfrentan entre sí. Tampoco hay oposición ni enfrentamiento en los hechos de que sea de noche y de que llueva. No es, pues, posible coordinar tales acciones.
Insistimos en que estas cuestiones, afrontadas recientemente por la Gramática, distan de estar resueltas.
Tanto la parataxis (coordinación) como la hipotaxis (subordinación) abundan en el idioma oral y en la lengua escrita.
En general, la parataxis es menos compleja que la hipotaxis, y se presta a una mayor viveza expresiva. Una oración paratáctica como Han chocado dos autos y ha habido tres heridos resulta más viva y coloquial que Han chocado dos autos, a consecuencia de lo cual ha habido tres heridos. Pero, en la mayor parte de los casos no es posible optar, ya que el significado de las oraciones y su ordenación en el discurso obligan a la construcción coordinativa o subordinativa.
Sin embargo, al escribir sobre todo, no conviene abusar de esta última. Es mejor construir párrafos cortos que no fatiguen al lector. En el siglo XIX fue normal la preferencia por largos párrafos plagados de construcciones hipotácticas, que hoy nos parecen hinchados y desmesuradamente retóricos.
El término asíndeton equivale a yuxtaposición, es decir, a la unión de proposiciones (unidas por relación coordinativa o subordinativa) sin conjunción. Al asíndenton se opone el polisíndeton o unión de proposiciones mediante abundantes nexos conjuntivos.
Ejemplos de asíndeton:
- No es caro; es carísimo.
- Hazme caso, te irá bien.
Ejemplos de polisídeton:
- Me he comprado unos zapatos y un bolso y unos guantes y un paraguas.
La relación subordinativa se produce cuando una de las proposiciones (la subordinada) desempeña una función gramatical respecto de la otra, que es la proposición principal. Es decir, cuando funciona como sujeto, como complemento, etc. de la principal. Ello permite clasificar las proposiciones en tres tipos:
- las que desempeñan una función típica del nombre: proposiciones sustantivas;
- las que asumen funciones características del adjetivo: proposiciones adjetivas o de relativo;
- por fin, las que funcionan como adverbios: proposiciones adverbiales.
Proposiciones sustantivas: sus funciones. Equivalen, según acabamos de decir, a un nombre o sustantivo: por tanto, podrán desempeñar las mismas funciones que el nombre:
- sujeto de la principal: Me entristece que mientas tanto.
- atributo del sujeto: (Yo) estoy que me subo por las paredes. (= "furioso")
- complemento de un sustantivo: He perdido la esperanza de que vuelva.
- complemento de un adjetivo: Estábamos seguros de que aprobarías.
- complemento directo de un verbo: Eugenio ha dicho que lo llames.
Algunos gramáticos piensan que hay también proposiciones sustantivas en función de complemento indirecto: serían laas finales del tipo Sube al piso de arriba a que nos presten sal. Preferimos considerarlas como subordinadas adverbiales.
Todas estas funciones (y alguna más) puede desempeñarlas también un infinitivo el cual constituye así una proposición subordinada sustantiva:
Le agrada pasear (sujeto).
Hablar bien es decir las cosas con exactitud (atributo).
Estoy seguro de acertar (complemento de un adjetivo).
Quiero ir (complemento directo de un verbo).
Podemos considerar, pues, la proposicioón sustantiva como un sintagma nominal (SN), puesto que desempeña funciones típicas de éste. El SN se compone fundamentalmente de un determinante y un nombre (N). Ahora vemos que SN puede estar constituido también por una proposición (SN proposición). Y cabe también que esté constituido por un SN seguido de una proposición: El hecho (SN) de que hayas venido (proposición). Como vemos, de funciona como nexo. Debemos pues, ampliar la regla que permite construir el SN:
He aquí las respectivas representaciones gráficas:
SN SN SN
det N proposición SN proposición
det N
el viento que lo llames el hecho (de) que hayas venido
Las proposiciones sustantivas con verbo en forma personal (esto es, cuando no van en infinitivo) se unen a la principal con la conjunción que. Esta conjunción es normal también en las subordinadas adverbiales: se define por ello como nexo de subordinación.
Unas veces, que no va precedida de preposición (Me entristece que mientas tanto.); otras, sí (He perdido la esperanza de que vuelva.): depende de la función que desempeña.
En función de complemento directo, nunca lleva preposición. De ahí que sea extremadamente incorrecta la tendencia, cada vez más difundida, a construirlo con de:
- *Me dijo de que no me preocupara.
- *Estoy pensando de que sería mejor abrir aquí una ventana.
- *Nosotros opinamos de que hacer eso no nos conviene.
Naturalmente, la preposición de puede preceder a la conjunción que cuando la proposición sustantiva no funciona como complemento directo:
- Estoy persuadido de que tengo razón. (complemento de un adjetivo)
- Expresó la opinión de que eso no nos conviene. (complemento de un nombre)
Según veremos enseguida, el pronombre que sirve también de nexo para las proposiciones relativas:
El reloj que han puesto en la calle funciona mal.
No debemos confundir el pronombre relativo que con la conjunción que:
- cuando es pronombre, que se refiere siempre a un nombre anterior (lo sustituye dentro de la proposición de relativo):
El reloj funciona mal
han puesto un reloj
en la calle
- Cuando es conjunción, que no se refiere a ningún nombre anterior:
Espero que me escribas.
Comparemos estas dos oraciones:
I. No me gusta la posibilidad de que (= la cual) el presidente ha hablado.
SN SV SN SV
SN proposición ..... SN proposición ......
no me gusta no me gusta
det N ..... la posibilidad el presidente ha hablado
la posibilidad el presidente ha hablado la posibilidad de que el presidente
de la posibilidad haya hablado
la posibilidad de que el presidente
ha hablado
Como vemos, en I, la proposición que forma parte del SN sujeto repite este sujeto (la posibilidad); por ello, en la estructurasuperficial vuelve a aparecer reproducido por el pronombre relativo que. En II, la proprosición no contiene el SN sujeto, no se refiere a él; y que, en la estructura superficial es conjunción.
Cuando una proposición sustantiva funciona como complemento directo, y el verbo de la oración principal significa "acción que se realiza hablando o pensando", la proposición principal puede presentar dos formas llamadas estilo directo y estilo indirecto.
En el estilo directo, la proposición subordinada reproduce literalmente (esto es, al pie de la letra) lo que yo u otra persona hemos dicho o pensado:
- Tú me dijiste exactamente: No me interesa ir con vosotros mañana.
- Yo pensé: Si entro por la ventana, no me verán.
En el estilo indirecto se reproduce lo dicho o pensado mediante transformaciones gramaticales: y la proposición subordinada se une a la oración principal con la conjunción que:
- Tú me dijiste exactamente que no te interesaba venir con nosotros hoy.
- Yo pensé que si entraba por la ventana, no me verían.
Como vemos, estas transformaciones afectan principalmente al verbo (que cambia de persona, tiempo y, a veces, modo), al pronombre (me te), y, en ocasiones, también al adverbio (mañana hoy
A veces, se suprime la conjunción que cuando el verbo principal y el subordinado están próximos: Te suplico que me digas la verdad. Te suplico me digas la verdad.
También se puede suprimir si se trata de una oración interrogatova indirecta, y figura en la pregunta una palabra interrogativa (¿quién?, ¿cómo?, ¿dónde?, etc.).
- Me preguntó (que) quién era yo.
- Te he preguntado (que) cuántos hermanos tienes y (que) dónde vives.
- Se arrepintió de sus sospechas: confiaría en ella, tenía que confiar.
Como vemos:
- al igual que en el estilo directo, hay pausa (representada por los dos puntos) delante de la secuencia que manifiesta el pensamiento del personaje (que es lo que va en estilo indirecto libre);
- a diferencia de lo que en los estilos directo e indirecto, falta el verbo introductor (dijo, pensó, etc.); y al igual que en el indirecto, hay transformaciones gramaticales.
En estilo directo, se expresaría así:
Se arrepintió de sus sospechas y decidió: Confiaré en ella, tengo que confiar.
Y en indirecto, de esta otra manera:
Se arrepintió de sus sospechas y decidió que confiaría en ella, que tenía que confiar.
- siempre complementan a un nombre (igual que los adjetivos), al que llamamos antecedente:
Las flores que me regalaron están ya secas.
- los pronombres relativos, que, quien y cual (-es), sirven de nexo, para insertarse en la oración matriz que contiene el antecedente:
Ha llegado Juan, que nos ha traído buenas noticias.
Ha llegado Juan, quien nos ha traído buenas noticias.
Ha llegado Juan, el cual nos ha traído buenas noticias.
- a veces sirven de nexo los adverbios relativos donde, como, cuando:
Había un agujero, por donde se escapó.
Ignoro la manera como lo hizo.
Ya no recuerda los días cuando decía lo contrario. (Más frecuente en América.)
- el pronombre cuyo, (-a, -os, -as) funciona como relativo-posesivo:
Ese piso cuyas ventanas aparecen cerradas está en venta.
- existen proposiciones de relativo explicativas /El consejal, que había sido atacado, dimitió./ y especificativas /El consejal, que había sido atacado, dimitió./
- puede haber proposiciones de relativo sin antecedente expreso:
Quien lo sepa, que lo diga.
Los que vengan, que entren
Vamos a ampliar algunas noticias sobre esta clase de proposiciones.
El pronombre que reproduce antecedentes que significan personas, animales y cosas:
- El taxista que nos ha traído era muy simpático.
- Los perros que había allí eran mastines.
- El rosal que planté no ha prendido.
En cambio, quien sólo puede llevar antecedentes personales:
- Hemos jugado con los de tercero, a quienes hemos ganado por dos a uno.
- Vivió con su abuela, quien le dejó toda su fortuna.
Hasta el siglo XVIII, quien se empleaba, como que, para reproducir antecedentes personales y no personales. En la lengua actual, emplear quien con antecedentes no personales se considera gran incorrección.
A veces, quien se refiere aantecedentes que, sin ser estrictamente personales, implican, sin embargo, el significado de personas:
- El presidente hablará al Congreso, a quien explicará el plan energético.
- Hoy expondrán su postura en la ONU Francia e Inglaterra, de quienes no cabe esperar grandes sorpresas.
Pero sería preferible utilizar al cual o al que, y de las cuales, respectivamente.
Quien debe ir en plural (quienes) si su antecedente es plural. Deben evitarse construcciones como estas:
*Son los únicos amigos a quien se lo he dicho.
*Me encontré con unos compañeros, con quien estuve charlando un rato.
En ambos casos, quienes es de rigor.
El cual, la cual, los cuales y las cuales pueden llevar antecedente personal o no personal:
- Descarriló un vagón, en el cual viajaban cuarenta niños.
- He dado el recado a la telefonista, la cual ha quedado en comunicárselo.
- Vi a mis primos, los cuales no sabían nada de eso.
- Nos han prestado tres bicicletas, con las cuales nos iremos a Tudela.
Observaciones sobre el empleo del cuyo
En primer lugar, tenemos que prevenir contra el mal uso que se hace de cuyo en frases como estas:
*La crisis obedece a muchas causas, cuyas causas hay que analizar.
*Ha ocurrido un accidente, de cuyo suceso informaremos pronto.
Son desechables estas frases porque, en ellas, cuyo carece del significado posesivo que le es propio. Serían, en cambio, correctas estas otras:
- La crisis obedece a muchas causas, cuyos orígenes hay que analizar.
- Ha ocurrido un accidente, de cuyas circunstancias informaremos pronto.
Nótese que cuyo no se emplea apenas en la lengua coloquial, la cual lo sustituye por que su (es decir, distribuyendo en un relativo y en un posesivo las funciones que acumula cuyo): *He estado con aquella chica que su padre es notario. Se trata de un vulgarismo evitable; y, por supuesto, inaceptable en la lengua escrita.
Como sabemos, las proposiciones de relativo pueden ser especificativas y explicativas:
ESPECIFICATIVAS:
- El guardia que nos vio nos puso una multa.
- El médico de quien te hablé ayer es amigo de mi padre.
- La puerta por la cual entramos era la de servicio.
EXPLICATIVAS:
- El guardia, que nos vio, nos puso una multa.
- El médico, de quien te hablé ayer, es amigo de mi padre.
- La puerta, por la cual entramos, era la de servicio.
Obsérvese que, en función especificativa, quien y el cual se constryen siempre precedidos de preposición. En función explicativa, esto no es necesario:
- Mariano y Laura, quienes estaban allí, nos lo contaron.
- Mariano y Laura, los cuales estaban allí, nos lo contaron.
Sería absolutamente incorrecto decir o escribir:
*Unas personas quienes estaban allí nos lo contaron.
*Unos ciclistas los cuales se cayeron resultaron heridos.
Las estructuras profundas de las proposiciones explicativas y especificativas son muy diferentes. A la oración Las mujeres, que estaban esperando, protestaron (en la que figura una proposición de relativo explicativa) corresponde la siguiente estructura profunda:
O
SN SV SN SV
determinante N protestaron determinante N estaban esperando
las mujeres las mujeres
La transformación (que conducirá a la estructura superficial consiste en incrustar la proposición 2 en la proposición 1 (matriz) tras el nombre (mujeres), con el pronombre que y entre pausas:
- Las mujeres, que estaban esperando, protestaron.
Esas pausas se justifican porque la proposición explicativa (2) es constituyente inmediato de O, y tiene, por tanto, la misma jerarquía respecto de la de (1): con las pausas preserva esa jerarquía.
En cambio, a la oración Las mujeres que estaban esperando protestaron, con proposición de relativo especificativa, corresponde esta otra estructura profunda:
O
SN SV
SN proposición protestaron
determinante N SN
det. N estaban esperando
las mujeres las mujeres
Como vemos, la proposición especificativa no es constituyente inmediato de O, sino del SN; por ello, no puede llevar pausas (no podemos separar un adjetivo del nombre al cual califica: paraguas verde y no *paraguas, verde). La transformación suprime el segundo SN (las mujeres) que repite al primero; e incrusta la proposición dentro del SN con el relativo que:
- Las mujeres que estaban esperando protestaron.
Vimos que existen adverbios especificativos [La torre alta es la de Santa María.] y explicativos o epítetos [La alta torre domina el caserío.]. Del primero no puede prescindirse, del segundo, sí.
Advertíamos también que, desde el punto de vista de la Gramática Generativa, todo adjetivo unido a un nombre procede de una proposición de relativo existente en la estructura profunda. Pues bien, se admite que el adjetivo especificativo resulta de transformar (mediante supresiones) una proposición de relativo especificativa:
- La torre que es alta es la de Santa María. La torre alta es la de Santa María.
Y que el epíteto posee en la estructura profunda una proposición de relativo explicativa:
- La torre, que es alta, domina el caserí. La torre, alta, domina el caserío.
Opcionalmente, el epiteto puede anteponerse al nombre [La alta torre domina el caserío.]; pero puede mantener su posición entre pausas:
- Jaime, digno, se negó a aceptar.
Llamamos proposiciones subordinadas adverbiales a aquellas que, dentro de la oración, funcionan como un adverbio. Expresan, por tanto, circunstancias de la acción del verbo principal, como:
- tiempo: Yo estaba allí cuando sucedió.
- modo: Habló como cabía esperar de él.
- causa: Lo logró porque se lo propuso. Etc.
Muchas veces, la proposición adverbial equivale a un adverbio o una locución adverbial realmente existentes en la lengua:
- Esto se hace como te estoy mostrando. [= así]
Pero no siempre dispone el idioma de un adverbio o de una locución adverbial que signifique lo mismo que una proposición que una proposición subordinada adverbial. Estas son, pues, imprescindibles. Y las llamamos adverbiales porque su función es la misma que correspondería al adverbio si existiera.
No se ha llegado aún a explicaciones satisfactorias de las subordinadas adverbiales, en el marco de la Gramática generativa moderna. Ya vivimos cómo el adverbio es, muchas veces, un sustituto superficial de un sintagma preposicional (aquí = en este lugar; hoy = en este día, etc.). Por ello, muchas de las proposiciones subordinadas adverbiales se interpretan como sintagmas preposicionales de forma oracional, incrustados en el sintagma predicativo de la proposición principal. He aquí ele squema que correspondería a la oración:
- Luis ha venido para que le arregle su bicicleta.
O
SN SV
Luis V SPrep
ha venido preposición proposición
para SN SV
yo
V SN
arreglaré su bicicleta
En este esquema, como en otros anteriores, utilizamos triángulos para simplificar el desarrollo pormenorizado de los sintagmas nominales (Det + N) o del verbo (auxiliar + lexema verbal). Sobre la estructura profunda así esquematizada, una serie de transformaciones (introducción del que subordinativo; sustitución del futuro de indicativo arreglaré por el presente de subjuntivo arregle, etc.), configurarán la estructura superficial de la oración.
Distinguiremos las siguientes clases de proposiciones subordinadas adverbiales:
- de lugar
- de tiempo
- de modo
- comparativas
- causales
- condicionales
- concesivas
- finales
Señalan un lugar relacionado con la acción principal. Su nexo principal es el adverbio relativo donde, precedido o no de preposición:
- ¿Habéis estado donde ocurrió el accidente?
- Hemos paseado por donde fuimos ayer.
- Escóndete en donde no te vea.
Sin embargo, estas proposiciones pueden ser interpretadas como adjetivas o de relativo, ya que donde equivale a el lugar (al, del, por el.) que; en este sintagma, que es un pronombre relativo.
Informan sobre una acción que sirve para situar en el tiempo la acción principal. Esa acción subordinada puede realizarse antes o después de la principal, o a la vez que ella (simultaneidad):
A. Subordinada anterior a la principal:
- Cuando terminó, todos le aplaudieron.
- Apenas lo averigües, avísame.
- Echamos a correr así sonó el disparo.
- Tan pronto como llegue, empezará la sesión.
- Me lo encontré no bien salí a la calle.
B. Subordinada posterior a la principal:
- Antes de que él lo dijera, lo adiviné.
- Cuando lo anunciaron, yo ya lo sabía.
- Pasarán dos horas primero que se arregle.
C. Simultaneidad de las acciones principal y subordinada:
- Cuando hablo me duele la garganta.
- No hables mientras comes.
- Lee el periódico; mientras tanto, te plancharé la chaqueta.
- Entretanto que ella lo buscaba por un sitio, él la buscaba por otro.
- A medida que pasa el tiempo, va perdiendo fuerzas.
- Conforme (o según) crece, razona mejor.
- Siempre que escribe da recuerdos para ti.
Como vemos, son abundantes las conjunciones y locuciones conjuntivas que sirven de nexo a las subordinadas temporales: cuando (que puede expresar anterioridad, posterioridad y simulotaneidad), apenas, tan pronto como, en cuanto, en el instante en que, antes (de) que, primero que, mientras, según, minetras tanto, mientras que, entretanto, a medida que, conforme, al par que, siempre que, antes de, después de, así (que), etc.
El verbo subordinado puede ir en infinitivo cuando el sujeto es el mismo en la principal y en la subordinada:
- Reanudaron el trabajo después de comer.
- Antes de empezar, deseo hacer una advertencia.
- Al hablar comete muchos errores.
Pueden emplearse también signos temporales correlativos:
- Apenas apareció cuando el público prorrumpió en gritos.
- No bien supe lo ocurrido, cuando fui a decírselo.
Informan sobre la manera de realizar o realizarse la acción principal. Sus conjunciones y locuciones habituales son como, según y según que:
- Contesté como tú me dijiste.
- He montado el aparato según indican las instrucciones.
- La vidriera brilla más o menos según que le dé la luz de lleno o de lado.
[Notemos que según tiene otras funciones que no debemos confundir con ésta:
- preposición, que precede a un nombre o a un pronombre:
La Pasión según San Mateo.
Eso, según él, es falso
- adverbio, que formula duda y condición:
Iré, o no según lo que tenga que hacer.
- conjunción temporal, como hemos visto:
Según iban llegando más noticias, nos íbamos tranquilizando.]
El modo verbal en las proposiciones de lugar, tiempo y modo
Estas proposiciones hasta ahora estudiadas llevan, en general, el verbo:
- en indicativo, si expresan tiempo presente o pasado:
Donde estoy mejor es en casa.
No están las tijeras en donde las puse ayer.
Cuando la miro me sonríe.
Apenas lo vi, lo reconocí.
Voy a renunciar según me aconsejas.
Escribo como me han enseñado.
- en subjuntivo, cuando expresa futuro:
Márchate donde te apetezca.
Visita el Alcázar cuando vayas a Segovia.
Hazlo como te dé la gana.
Existen, con todo, excepciones.
Proposiciones subordinadas comparativas
Sirven de término de comparación a la proposición principal.
Entre esta y la subordinada puede haber relaciones de igualdad, de superioridad y de inferioridad. Y si el verbo de la principal y el de la subordinada es el mismo, se omite el de la subordinada:
- Pedro ha leído más libros, que Juan [ha leído].
La comparación suele establecerse mediante dos morfemas interrelacionados; uno figura en la proposición principal (Pedro ha leído más libros), y otro en la subordinada (que Juan).
Según sean las relaciones que existen entre las dos proposiciones, los morfemas conjuntivos emepleados son los siguientes:
- de igualdad: tal. cual (o como); tanto. como; tanto. cuanto; tan. como; y también los morfemas igual que y como si encabezando la subordinada:
El discurso fue tal / cual (o como) se esperaba.
Tiene tanta suerte / como desvergüenza.
Comió tantas cerezas / cuantas pudo.
Es tan vanidoso / como un pavo real.
Se tratan igual que si fuesen hermanos.
No se saludaron si no se conocieran.
- de superioridad: más. que (o más. de):
Tiene más conchas / que un galápago.
Eso te va a costar más / de lo que te piensas.
En lugar de más bueno, más malo, más grande y más pequeño se emplean los comparativos etimológicos mejor, peor, mayor y menor, respectivamente.
Ir con él es mejor / que quedarse en casa.
El postre de hoy ha sido peor / que el de ayer.
Mi mentira resultó mayor / que la tuya.
Los ingresos son menores / que los gastos.
- de inferioridad: menos. que:
El programa de esta temporada es menos interesante / que el de la pasada.
Julita resiste menos en el agua que su hermana.
Proposiciones subordinadas causales
Expresan el motivo por el cual acontece la acción principal:
- El coche no arranca porque no tiene gasolina.
A veces, la proposición causal depende de una condición implícita:
No hay nadie en casa porque [si hubiera alguien] estarían levantadas las persianas.
Carmen no iba en ese autobús, pues [si hubiera ido] la habría visto.
Las conjunciones y locuciones conjuntivas causales más frecuentes son éstas:
que, porque, pues, puesto que, supuesto que, ya que, como, a fuerza de, en vista de que, visto que, como quiera que, por razón de que:
- No sé cómo lo hizo, pues no me fijé.
- Puesto que no lo quieres, me quedaré con él.
- Puesto que ya has acabado, ¿por qué no vienes con nosotros?
- Yo te echaré las cartas, ya que tengo que pasar por Correos.
- Como cree que es un sabio, también opina sobre esto.
- Aprobó a fuerza de insistir.
- En vista de que no habla nadie más, se suspende la sesión.
- Visto que dais la razón a Polo, me callo.
- Como quiera que el día estaba espléndido, decidimos bañarnos en el río.
- La policía no ha facilitado noticias, por razón de que siguen aún las investigaciones.
No debemos confundir el que causal con otros usos de esta conjunción, la cual, como sabemos, puede ser mero índice de subordinación sustantiva (Quiere que vaya.) y de subordinación comparativa (Lo quiere más que a nadie.). Puede también funcionar como:
- conjunción (discontinua) concesiva: Por tonto que [= aunque] sea, lo adivinará.
- conjunción (discontinua) consecutiva: Chilla tanto que aturde a todos.
Que, cuando es causal, puede sustituirse por porque:
Procura estar tranquilo, que nadie te amenaza.
Enciende la luz, que ya no se ve.
Te lo voy a contar, que no tengo nada que ocultar.
En las oraciones con porque, la negación no, si precede al verbo principal, no niega a este, sino a la causa:
No grita porque tenga razón, sino porque no la tiene.
Efectivamente, grita; se niega sólo que tenga razón; y se afirma con sino la causa verdadera.
La proposición causal con porque suele ir detrás de la principal. Pero puede ir delante por énfasis o cuando se contesta vivamente al interlocutor:
"- Porque lo dices tú, lo creo.
- ¡Siempre estás dándome consejos!
- ¡Porque te convienen te los doy!
También suelen seguirir a la principal las proposiciones encabezadas por que y pues. Pero no de modo rígido: así, con que, puede precederla si el hablante adopta un tono de insistencia:
Que tengo mucho sueño, quiero irme a la cama.
Que no tengo ganas de bromas, déjame en juez.
Y, con pues, aparece delante en este ejemplo de Lope de Vega:
"Pues andáis en las palmas,
ángeles santos,
que se duerme mi Niño,
tened los ramos."
Encabezada con bcomo, la proposición causal precede siempre a la principal:
- Como no abrías los ojos, he pensado que estabas durmiendo.
- Como habla tanto, se le seca la garganta.
Esta conjunción suele usarse cuando la causa es conocida, a la vez, por el hablante y por el oyente.
No debemos confundirla con el como que entra en las comparaciones, según hemos visto. Ni con el como condicional:
Como se entere [= si se entera], se va a enfadar.
Cuando es causal, se construye con indicativo y con subjuntivo cuando es condicional.
Con las restantes conjunciones, las proposiciones causales pueden ir libremente delante o detrás de la principal:
Visto que dais la razón a Polo, me callo. / Me callo, visto que dais la razón a Polo.
Aprobó a fuerza de insistir. / A fuerza de insistir, aprobó.
Puesto que no lo quieres, me quedaré con él. / Me quedaré con él, puesto que no lo quieres.
La locución conjuntiva a fuerza de presenta la causa como insistente y reiterada. Y se construye:
- con infinitivo: Nos oyó a fuerza de gritar.
- con ser o estar + adjetivo: A fuerza de ser constante, logr el ascenso.
Parece discreto a fuerza de estar serio.
- con sustantivos: Se mantiene a fuerza de [tomar] medicamentos.
Observemos esta oración:
- No sé qué hacer, de desorientado que estoy. Equivale prácticamente a esta otra: No sé qué hacer porque estoy muy desorientado. Su carácter causal resulta evidente. La causa de la principal es el alto grado con que se presenta la cualidad manifestada en la subordinada. Y obedece a la fórmula:
de + adjetivo o participio + que + ser o estar
No sé qué hacer de tan desorientado que / como estoy.
Otros ejemplos:
- De grande que es, no cabe por esa puerta.
De tan grande que / como es, no cabe por esa puerta.
Sobre todo en posici'on final, puede suprimirse que + ser / estar:
- Esta agua no se puede beber de fría.
- No me tengo en pie de cansado.
Y cabe también la posibilidad de + tan + adjetivo / participio; así ocurre en estos versos de Jorge Guillén:
Sobre el hombro solitario
tan ligero de tan duro
El instante lo exalta
a marea, de tan alta,
de tan alta, sin vaivén.
Pero la causa de la principal puede ser la grande o pequeña cantidad con que se presenta el complemento directo de la subordinada. Una oración como
No puedo respirar porque hace mucho calor.
puede transfor marse así:
No puedo respirar de tanto calor que / como hace.
Esa misma fórmula se repite en los siguientes ejemplos:
Hablaba a borbotones, de tanta ira que / como tenía.
Mendiga casi, de tan poco dinero que / como tiene.
Está ronco de tantas voces que / como da.
En algunos casos, no bien descritos por la Gramática, pueden suprimirse que / como + verbo subordinado:
Murió joven de tantos pesares.
Me canso al subir a casa, de tantas escaleras.
Cuando el verboes intransitiva (y no lleva, por eso, complemento directo), la intensificación de la causa se produce así:
de + tanto + que / como + verbo intransitivo
Me cansa de tanto que / como protesta.
Tengo los zapatos rotos, de tanto que / como he andado.
Se puso enfermo de tanto trabajar.
Se puso los zapatos rotos de tanto andar.
Está exhausta de tanto llorar.
Esta fórmula puede sufrir también una reducción:
Se puso enfermo de trabajar.
Tengo los zapatos rotos de andar.
Está exhausta de llorar.
Con ello, se mantiene el carácter intensificador de la acción, pero no tan nítidamente marcado.
No saldré porque llueve.
En las consecutivas, se invierte la relación, y la proposición subordinada se presenta como una consecuencia de la principal:
Llueve; por tanto, no saldré.
Distinguiremos dos tipos de consecutivas: aquellas que expresan una consecuencia que no depende de la intensidad o grado de la principal [Pienso, luego existo.]; y las que se producen como consecuencia de una proposición principal intensa [Gritan tanto que no podemos entendernos.].
Se unen a la proposición principal con las siguientes conjunciones o locuciones conjuntivas:
- luego: Se ha despedido el profesor hasta el viwernes, luego el miércoles no piensa venir.
- conque: No tengo ganas de bromas, conque estáte quieto.
- pues: No viene; está enfermo, pues.
No tengo ganas de bromas; estáte quieto, pues.
Obsérvese que, a diferencia del pues causal, el consecutivo va al final de la proposición, separado por pausa (o coma).
- así es que: hoy no hay función, así es que iremos mañana.
- por consiguiente: No me ha invitado; por consiguiente no asistiré.
Es suya; dásela, por consiguiente.
- por [lo] tanto: Ya ha pasado el mes; por [lo] tanto debes volver al médico.
Es suya; dásela, por [lo] tanto.
- así: No es fácil tomar esa decisión; así, medítala.
Esta última conjunción se usa poco; debe ir seguida de pausa (o coma); y hay que evitarla cuando puede confundirse cone l adverbio de modo así:
- Está lloviendo; así, no vayas a la calle.
Así ¿significa "por consiguiente" o "[vestido] de esta manera"? Es cierto que, con esta última acepción, el adverbio se uniría sin pausa al verbo; pero esta diferenciación puede resultar insuficiente.
Es muy rica la variedad de fórmulas que el español posee para expresar que una acción se produce a consecuencia de la intensidad de la acción principal.
Existen, en primer lugar, estas locuciones conjuntivas fijas:
- Va corriendo de tal modo que va a estrellarse.
- Cojea de tal manera que da pena.
- Se le ha caído el pelo de tal suerte que está casi calvo.
- Se fatigó en grado tal que se desmayó.
- Conoce el "Quijote" hasta el punto de que casi se lo sabe de memoria.
De estas locuciones, las tres primeras, si van precedidas de pausa, admiten otra interpretación semántica: ya no resultan de la intensidad de la acción principal:
- Va corriendo, de tal modo que va a estrellarse.
- Cojea, de tal manera que da pena.
- Se le ha caído el eplo, de tal suerte que está casi calvo.
En este caso, la presencia de tal es opcional: Va corriendo, de modo que va a estrellarse.
La intensidad de la principal puede manifestar también con arreglo a las siguientes fórmulas:
- tal + sustantivo + que
Les da tales sustos que están atemorizados.
- de un + sustantivo + tal + que
Pepe es de un cinismo tal que llega a negar la evidencia.
- tan + adjetivo + que
Estás tan alto que pareces mucho mayor.
- tan + adverbio de modo + que
Me lo han arreglado tan bien que funciona maravillosamente.
- tanto y tan + adverbio de modo + que
Escribe tanto y tan excelentemente que pronto se hará famoso.
- tanto + suatntivo + que
Tiene tantas deudas que está arruinado.
- tanto + verbo + que
- verbo + tanto + que
Tanto bebió que se embriagó.
Bebió tanto que se embriagó.
Cuando la oración es exclamativa, la consecuencia puede omitirse: ¡Les da tales sustos.! ¡Tiene tantas deudas.!
Otras fórmulas consecutivas
Son tantas las fórmulas consecutivas (sobre todo con principal intensiva), que no podemos recogerlas todas. He aquí algunas más:
- Llegué que no podía más.
Comimos hasta reventar
- Contó muchos chistes; era para morirse de risa.
Ya sabemos que no debe emplearse el gerundio de posterioridad: por tanto, serán recusables proposiciones consecutivas como éstas:
*Contesto muy bien, aprobando sin dificultad [por consiguiente, aprobó.].
*Mañana se celebran elecciones, suspendiéndose las clases [por lo tanto, se suspenderán.].
Proposiciones condicionales
Formulan una condición para que se cumpla la acción principal:
Si me esperas, / nos iremos juntos.
Se da el nombre de prótasis a la proposición condicional (si me esperas), y el de apódosis a la principal (nos iremos juntos).
La prótasis puede formular una condición de cumplimiento posible, como en el ejemplo anterior. Pero la condición puede ser de cumplimiento imposible:
Si volviera a nacer / sería torero,
Esta distinción es importante, ya que afecta al modo verbal que adopta la prótasis cuando se emplea la conjunción si.
Son también bastante numerosas. La más frecuente es si; pero puede alternar con otros nexos condicionales como los siguientes:
- como: Te vas a poner malo como te comas todas esas cerezas.
- cuando: Será verdad cuando él lo dice.
- [en el] caso de que: Lo esperamos abajo [en el] caso de que no funcione el ascensor.
- a condición de que: Te ayudaré a condición de que me ayudes
- a menos que: Hoy iré al cine, a menos que me inviten.
- en el supuesto de que: Llegarán muy tarde, en el supuesto de que vengan hoy.
- siempre que: Podemos hacerlo así, siempre que todos estemos conformes.
- con tal [de] que: Haz lo que quieras, con tal [de] que no molestes.
- con que: No lo quiero todo; con que me dejes probarlo tengo bastante.
Obsérvese que todas estas conjunciones y locuciones conjuntivas pueden ser sustituidas por si. Y que todas también se construyen con subjuntivo.
El modo en las proposiciones condicionales con si
Cuando la prótasis va encabezada por la conjunción si, puede construirse en subjuntivo o en indicativo.
Se construye en subjuntivo:
- cuando la condición es de cumplimiento imposible:
Si viviera tu padre, estaría orgulloso de ti.
Si le hubiéramos hecho caso, habríamos acertado.
- cuando la condición es de cumplimiento posible, pero el hablante la formula con un matiz subjetivo de duda, temor, súplica, ruego, deseo, aprensión, etc., acerca de su cumplimiento:
Si le subiera la fiebre, tendríamos que llamar al médico.
Si le hubiera llegado ya, nos recibiría enseguida.
Si aprobara en junio, ¡qué verano me iba a pasar!
Se construye en indicativo cuando la condición es de cumplimiento posible, y el hablante se limita a exponerla objetivamente:
Si le sube la fiebre, tendremos que llamar al médico.
Si te molesta el sol, echa la persiana.
Si ha llegado ya, nos recibirá enseguida.
Es grave incorreción la prótasis con futuro o condicional: - *si vendrá - *si habrá venido - *si vendría - *si habría venido Debemos decir: si viene, si ha venido, si viniera / viniese, si hubiera / hubiese venido |
Por supuesto, las construcciones si vendrá, si habr ávenido, si vendría, si habría venido son posibles cuando si no funciona como condicional, sino como equivalente de que en oraciones sustantivas con principal negativa.
Sé qué vendrá. No sé si vendrá.
Sé que ha venido. No sé si habrá venido
Y también en otras construcciones; pero nunca, insistimos, en la prótasis condicional./
Indicativo en vez de subjuntivo
Es muy frecuente, sobre todo en la lengua coloquial, la aparición del indicativo allá donde cabría esperar el subjuntivo. Se consigue con ello una mayor viveza expresiva.
Así, la oración /Si en aquel momento hubiera entrado el Cid a caballo, me hubiese quedado tan fresco./ responde a la regla que hemos dado: prótasis en subjuntivo por formular una condición de cumplimiento imposible. Pero es normal formularla también así:
- Si en aquel momento entra el Cid a caballo, me quedo tan fresco.
Con esta otra ocasión /Si volviera, no me dejarían entrar./, el hablante introduce un fuerte matiz subjetivo; puede volver, pero no quiere por temor, desengño, etc. El subjuntivo es, pues, de norma. Y, sin embargo, puede expresarse lo mismo, pero con mayor plasticidad, diciendo:
- Si vuelvo, no me dejan entrar.
No sólo el indicativo y el subjuntivo pueden aparecer en la prótasis; esta puede presentarse también en imperativo, frecuentemente unida a la apódosis por la conjunción y:
- Haz eso y se reirán de ti [= Si haces eso.].
- Ceded una vez, y cederéis ciento.
Pero admiten también la yuxtaposición o asíndeton:
- Invítala: verás cómo no se hace de rogar.
- Muéstrale un poco de afecto; no habrá persona más contenta.
También es posible la prótasis formada por de + infinitivo (simple o compuesto):
- De ser eso cierto, lo sabríamos.
- Hubiésemos ganado de haber jugado Marcelino.
- De seguir así, el negocio se arruina en dos días.
El gerundio posee muchas veces valor condicional:
- Siguiendo por ese camino, no irás lejos.
- Mejor nos iría comprando en esta tienda.
Y lo mismo ocurre con el participio:
- Este suelo, fregado todos los días, reluce como el mármol [= si se friega].
- Carlos, tratado con bondad, no es tan rebelde.
- Ese jarrón se vería mejor puesto en otro sitio.
Prótasis elíptica
Hay casos en que la prótasis se presenta sin verbo; de ella queda sólo un sustantivo:
- Una actriz no lo haría mejor [Si fuera una actriz.; o Si lo hiciera una actriz.]
- Un pollo no me apetecería más que esto.
En la lengua literaria pueden presentarse prótasis elípticas, en las que ha desaparecido la cópula y subsiste el atributo; eso ocurre en los siguientes versoso de Jorge Guillén:
El aire mismo en torno de la dama
ronda también. ¡Humano, la amaría!
Es decir, el aire, si fuera humano, amaría la dama.
Son tantas las maneras de expresar la condición en español, que vamos a limitarnos a ofrecer otros ejemplos más:
- Con esa bicicleta, yo también correría más [= Si tuviera esa bicicleta.].
- Con una carrera, trabajaraí en otro sitio [= Si tuviera una carrera.].
- Con que hubiera un palmo más de cuerda, tendríamos bastante.
- Me conformaría con quedar el segundo.
- ¿Que le dan de comer? El conforme. ¿Que no le dan? Conforme también.
- ¿Que quiere venir? Que venga. ¿Que no quiere venir? Que se quede en casa.
- Te pones a pensar y no sacas nada en claro [= Si te pones a pensar, no sacas.].
- Que tuviera yo veinte años. Ya lo creo que nadaría mejor que él.
Proposiciones concesivas
Oponen una dificultad al cumplimiento de la proposición principal (iAunque estoy muy cansado)., pero no lo impiden (iré).
La principal conjunción concesiva es aunque, seguida en frecuencia de uso por a pesar de que (o pesar de + infinitivo):
- Puedo seguir leyendo aunque hay poca luz.
- A pesar de que hay poca luz, puedo seguir leyendo.
- A pesar de haber poca luz, puedo seguir leyendo.
Pero también se emplean estos otros nexos conjuntivos:
- cuando: Me dieron la mitad, cuando tenía derecho a todo.
- aun cuando: No me lo creo, aun cuando lo dice el periódico.
- si bien: Escribe muy deprisa a máquina, si bien comete alguna falta.
- aun si: Seguirán creyendo que miento aun si presento mil pruebas.
- así: No se tomará el jarabe así lo maten.
- siqueira sea[n]: Hazme este favor, siquiera sea el último.
- mal que: Lo haré mal que le pese.
- por más que: No lo convencí por más que insistí [= aunque insistí mucho].
El indicativo y el subjuntivo en las concesivas con aunque
Debemos distinguir si se refieren a un tiempo pasado o a un tiempo presente o futuro.
Si se refieren a un tiempo pasado, se construyen en indicativo si la acción se cumplió /Aunque lo pregunté, no me lo dijeron./. Y en subjuntivo, si no se cumplió /Aunque lo hubiera preguntado, no me lo habrían dicho./.
Si se refieren a un tiempo presente o futuro, las acciones pueden ser de cumplimiento inseguro o de cumplimiento cierto.
- Las de cumplimiento inseguro se construyen en subjuntivo:
Aunque venga en avión, llegará tarde.
Aunque tuviera que ir, no iría.
- Las de cumplimiento cierto se construyen en indicativo:
Aunque vive en mi calle, nunca nos encontramos.
Aunque recibiré el dinero esta tarde, no podré pagarte hasta mañana.
Sin embargo, estas últimas proposiciones de cumplimiento cierto pueden construirse en bsubjuntivo, si el hablante se opone a la opinión de otra persona.
- ¿Qué vas a hacer en Inglaterra, si no sabes inglés?
- Aunque no sepa inglés, quiero ir a Londres.
Poseen también significado concesivo las siguientes construcciones:
- por. que:
Por mucho que llore, no conseguirá nada.
Por tonto que sea, tiene que saberlo.
Por mucha prisa que te des, llegarás tarde.
- con + infinitivo:
Con ser rico, eso no lo puede comprar.
Con haber empezado a estudiar tarde, sobresalió enseguida.
- con lo + adjetivo / participio + que + ser / estar:
Quiere marcharse, con lo útil que es su presencia.
¿No te gusta esta tarta, con lo rica que está?
- con + artículo + sustantivo + que:
Ahora me trata así, con los favores que yo le he hecho.
Con el dinero que ha derrochado, ahora está sin una perra.
- aun + gerundio
Aun pagándolo a precio de oro, no te lo venderán.
Lo hice, aun sabiendo que no te gustaría.
- gerundio, participio / adjetivo + y todo:
Cojeando y todo, llegó el primero.
Odiado y todo, quiere seguir mandando
Enfermo y todo, seguía trabajando.
Otras fórmulas gramaticales permiten expresar la concesión; así la de futuro + y:
Lo matarán y seguirá en sus trece [= Aunque lo maten.].
Son también concesivos los giros: diga lo que diga, dijera lo que dihera, haga lo que haga, hable lo que hable, etc.
- Diga lo que diga, no te lo creas.
- Trabaje lo que trabaje, nunca está el amo satisfecho [= aunque trabaje mucho].
- Gane lo que gane, en esta casa no hay nunca un céntimo.
- Corra lo que corra, mi hermana llegará antes.
- Pese a quien pese, la verdad debe brillar.
Idéntico matiz tienen construcciones como éstas:
- Ande yo caliente y ríase la gente [= aunque se ría.].
- Ponle la inyección quiera o no.
- Queramos que no, hay que pasar por el aro.
- Que le guste que no le guste, tú haz lo que debes.
Paco, tendrá sus manías, pero es buenísimo [= aunque tenga sus manías].
Esa señora habrá sido delada, pero está como un trueno.
El chico sería torpe de pequeña, pues ahora es listísimo.
Su padre habría comprado aquello, no lo dudo; pero su hijo no lo sabía.
Precedidos de lo, o de artículo, abundan en las réplicas:
- Marisa es muy simpática.
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