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Humanismo y prosa didáctica; Los historiadores y la historia de las Indias; Boscán d'Almogáver; Garcilaso de la Vega y la poesía renacentista; Hurtado de Mendoza;

Spaniola


Humanismo y prosa didáctica; Los historiadores y la historia de las Indias; Boscán d'Almogáver; Garcilaso de la Vega y la poesía renacentista; Hurtado de Mendoza;

Gutierre de Cetina;

La influencia italiana

Humanismo y prosa didáctica. Muy abundante en la primera mitad del s. XVI, la prosa



didáctica cuenta con dos nombres de primera categría: Antonio de Guevara y Juan de Valdés.

La fama de Antonio de Guevara (1480-1545) rebasa las fronteras de España y alcanza

tamaños que se justifican sólo si, al considerar sus méritos como pensador y escritor, tenemos en

cuenta el gusto de la época por los tratados de educación, las sentencias morales y la retórica. En

su vida son patentes la búsqueda del éxito, lo mismo que el deseo de alcazar y acumular cargos,

influencia y poder.

Su obra fundamental, impresa en 1529, es el Libro llamado Relox de los príncipes o

Libro aúreo del emperador Marco Aurelio: tiene numerosas ediciones, se traduce a muchos

idiomas europeos y su fama llega hasta las lejanas tierras de la rumana Moldavia, donde el hijo

del cronista Miron Costin, Nicolás, traduce al rumano su versión latina con el título Ceasornicul

Domnilor. Es la primera obra de la literatura española conocida en este país.

Entre las concepciones y las filosofías que confluyen en la caudalosa corriente del

humanismo renacentista, el erasmismo descuella por su oposición al dogmatismo escolástico y al

fanatismo religioso, su crítica de los abusos eclesiásticos y particularmente la denuncia de la

corrupción de la curia romana. En España, la obra del filósofo de Rotterdam tiene una amplia y

fértil resonancia, gracias a su abogacía por una concepción láica y racional de la vida humana, y

los ecos de la misma llegan hasta los tiempos de Cervantes. Se traducen al castellano y se

difunden ampliamente varios escritos de Erasmo, como el Enquiridión, la Querela pacis y la

Institución del matrimonio cristiano. Tal es el éxito de esas traducciones, que Luis Vives le

asegura a Erasmo que, leídas por tanto, "quitaron a los frailes mucho de su antigua tiranía" (Carta

de 1527). Integran el círculo de los erasmistas españoles pocas, pero valiosas, personalidades,

tales como Andrés de Laguna, médico y notable humanista, Cristóbal de Villalón, brillante

satírico, y los hermanos Alfonso y Juan de Valdés.

Alfonso de Valdés (1490)-1532), gran amigo de Erasmo, es secretario en la cancillería de

Carlos V, y redige importantes documentos diplomáticos, entre ellos la Carta a Jacobo Salviati,

en la que el Emperador trata de justificar el saqueo de Roma por sus tropas y el encarcelamiento

del Papa (1527).

Juan de Valdés (1501-1545) es más erudito y más propenso a la meditación que Alfonso,

su hermano, es un espíritu sosegado y menos vehemente, que le supera a ése por las avanzadas

posiciones ideológicas que defiende. Su protestantismo no se confunde con el de Lutero o

Calvino, precisamente gracias a su espíritu no dogmático, de tolerancia y comprensión humana.

Los historiadores y la historia de las Indias. En la época se escriben obras destinadas a

justificar y recrear sucesos históricos importantes, tales como el saqueo de Roma por las tropas

de Carlos I o la conquista de México por Hernán Cortés. Escritores como Alfonso de Valdés, con

su Diálogo de las cosas acaecidas en Roma, o Bernal Díaz del Castillo, con su Historia verdadera

de la conquista de Nueva España, pertenecen a esa corriente de prosa histórica que tanto éxito

tiene durante el Renacimiento. La historiografía de la época enfoca tanto la historia nacional

como el descubrimiento de las Américas.

En el primer dominio descuellan sobre todo Pedro Mexía (¿1499?-1551), Sebastián de

Orozco (1510-1580), Florián de Ocampo y Francesillo de Zúñiga, ése último bufón y biógrafo de

Carlos I, cuya Crónica Historia es una sucesión de retratos satíricos y mordaces caricaturas de los

cortesano.

Hernán Cortés (1485-1547) estudió, según las informaciones que suministra uno de sus

soldados y cronista a la vez, Bernal Díaz del Castillo, derecho y era buen conocedor del latín

(había estudiado dos años en la Universidad de Salamanca). Sus Cartas de Relación describen los

episodios del descubrimiento y la conquista de México, las ciudades, las ceremonias y la religión

de los indígenas. Rebosantes de admiración por el Nuevo Mundo, ellas alcanzan el tono exaltado

del himno y dan pruebas de mucho entusiasmo e intensa vibración emotiva.

Alfonso Reyes observa, con justa razón, que en los relatos de Cortés se notan dos etapas:

en la primera manifiesta su encanto ante Tenochitlán y en la segunda, militar, bélica, violenta, se

muestra un dirigente militar ciego ante los sentimientos religiosos y ante el amor patrio de los

hombre cuyas tierra invade cruel y salvajemente.

Bernal Díaz del Castillo (1492-1581) no es humanista, ni escritor, no conoce el latín, pero

entiende de artes. Es un guerrero que está con el gobernador Pedrarias Dávila en Darién y con

Velázquez en Cuba, y que participa en la expedición de Cortés a Méjico, para luego afincarse en

Guatemala, pues marcha desde muy joven a Indias (1514).

Bartolomé de las Casas (1474-1566) es un monje franciscano natural de Sevilla que llega

a ser obispo de Chiapas en América, viviendo también en Cuba, Santo Domingo, Nicaragua y

Guatemala.

Su obra historiográfica, brillante por la exactitud del relato y el calor humano del estilo,

abarca: Historia de las Indias (de Colón a 1520, prosa pesada, latinizante, pero que aporta valiosas

noticias sobre grandes figuras de la época, p.e., Colón y Magallanes, a los que les conoce y trata

personalmente), que continúa con Historia apologética de las Indias y la famosa Brevísima

relación de la destrucción de las Indias (publicada en Sevilla en 1522), dirigida al Emperador,

cristiana denuncia, en virtud del derecho natural, de la feroz barbarie cometida por los españoles

contra los amerindios.

Sin tener dotes brillantes como poeta, Boscan desempeña un papel muy importante en el

desarrollo de la literatura española. Es no sólo un buen conocedor de los clásicos antiguos, como

nos lo muestra su obra Hero y Leandro, sino también de los escritores del Medievo español, a

quienes les comenta en su Octava rima, y sobre todo del Renacimiento italiano.

Garcilaso de la Vega (Toledo, 1503-1536), amigo de Boscán d'Almogáver, es el gran

renovador de la poesía castellana en el Renacimiento. Luminosa figura de las letras españolas,

"amado de los dioses y su elegido", primer poeta de emoción y sensiblidad moderna, noble

hombre de letras y de armas, Garcilaso encarna el hispánico ideal renacentista del cortesano.

La obra de Garcilaso, la de una vida breve, se reduce a una epístola, dos elegías, tres

églogas, cinco canciones y treinta y ocho sonetos, impregnados todos de reminiscencias clásicas e

influencias italianas (Petrarca, Sannazaro, Bernardo Tasso), de las que el toledano crea una

síntesis poética personal.

La Égloga primera nos presenta a dos pastores, Salicio y Nemoroso, que se duelen de su

triste suerte:

"El dulce lamentar de dos pastores,

Salicio juntamente y Nemoroso,

he de cantar, sus quejas imitando".

Salicio se queja de los desdenes de su amada Galatea y Nemoroso llora la muerte de

Elisa. Ambos pastores representan al propio Garcilaso en dos momentos de su vida.

La Égloga tercera nos muestra una naturaleza en armonía. La acción transcurre en un

paisaje idealizado, lleno de árboles, a orillas del Tajo. De las aguas apacibles y transparentes del

río surgen cuatro ninfas, que tejen tapices en los que representan motivos mitológicos

relacionados con el amor y la muerte.

La fama de Garcilaso es muy grande durante el Renacimiento y el Barroco. Les adelanta

a Ronsard y Camões (nacidos en 1524) y a Spencer (nacido en 1522) en cultivar el estilo

grecorromano en la poesía de su siglo.

Gutierre de Cétina (Sevilla, 1520-1554) viaja él también a Italia y vive en México, donde

muere asesinado en Puebla de los Ángeles. Conocido sobre todo gracias a su madrigal Ojos

claros, serenos, escribe, además de otras composiciones similares, numerosas canciones y

epístolas y uno de los primeros poemas anacreónticos que aparecen en España. Sus obras

dramáticas no se conservan y las en prosa se titulan Diálogo entre la cabeza y la gorra y Paradoja

en la alabanza de los cuernos.

Una nueva concepción sobre la poesía. La influencia italiana es directa e intensa ya desde

el s. XV, sobre todo después de conquistada la ciudad de Nápoles, y en el s. XVI, cuando se

produce una renovación de la poesía castellana, motivada principalmente por esa influencia: la

literatura española adapta sus temas y metros y la poesía resultada llega a transformarse en

escuela nacional. He aquí los temas que más trata:

1. El poeta ama sin ser correspondido por la amada, siempre inalcanzable, por lo que se

muestra triste, melancólico, vacilante.

2. La naturaleza es un espacio bello e idóneo para ser habitado por el hombre y, por ello,

siempre refinado y sensual: prados verdes, sombras frescas, aguas puras, caricias del viento, trinar

de pájaros, etc.

3. A través de la mitología, la poesía incorpora la tradición de las literaturas griega y latina: se

recrea los mitos clásicos, en especial los relacionados con el amor (Dafne y Apolo, Orfeo y

Eurídice, etc.).

4. La invitación al goce de la juventud y de los placeres de la vida es la manifestación más

clara del antropocentrismo. Se considera que si la vida es breve y el tiempo corre con extremada

rapidez, hay que aprovechar todas sus posibilidades y no esperar únicamente el consuelo de la

vida eterna.

5. El sentimiento religioso lo impone el cambio de mentalidad producido en la segunda mitad

del siglo.

6. A través del elogio de la vida sencilla se valora una existencia ajena a las ambiciones y

alejada del "mundanal ruido". Ése también es característio de la poesía de la segunda mitad de

siglo.

La métrica experimenta igualmente una profunda transformación: a pesar de que siguen

utilizándose versos de arte menor (en especial el octosílabo) en romances y otras composiciones

de carácter popular, en esa nueva poesía se impone el uso del endecasílabo.

La nostalgia, la timidez, la melancolía, como sentimientos que acompañan el amor infeliz

no compartido, el sentimiento de vivir moriendo o de vivir la permanente muerte del amor, la

idealización del paisaje y de las figuras humanas dentro de ése, la composición mitológica y la

preferencia por los temas elaborados por la técnica de la huída de la realidad - son los elementos

estilísticos de la poesía de influjo italiano. El verso de once sílabas, combinado con el de siete,

usados en silvas, estancias y canciones, lo mismo que en las liras, marca un importante

enriquecimiento de la lírica española.


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Accesari: 2983
Apreciat: hand-up

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