VIVIR SIN REGLAS
Lo más fácil del mundo. Vivir sin reglas. Eso
dicen. La responsabilidad está de baja médica. El reto cada mañana es llegar a
la noche sin muchos sobresaltos. El reto de cada noche es saltar sobre algo o
alguien hasta que salga el sol. Las palabras están para jugar con ellas, al
corro de la patata, al escondite, a la 13113i85n pocha. Las
palabras están para vestirse de canciones que le toquen el estómago o las
meninges al primer despistado que lo necesite. Las palabras son monedas del
mercado de las emociones, y como los maravedíes de la España medieval,
deberían andar en bolsas de terciopelo y repartirse en las esquinas, que hay
mucha gente con hambre y ganas de sobresaltarse un poco. La música es harina de
otro costal. Es la pija de la creación, porque no
sólo requiere de armonía, sino de melodía, arreglos, contrapuntos, fugas y
silencios. Sí, silencios. No es sólo una marca en el pentagrama, es la esencia
de la música: no podríamos oírla si no la distinguiéramos del silencio. Pues
sí, la niña pija sólo consigue desnudarse cuando está
suficientemente vestida como para perder la vergüenza. Entonces brota y se
muestra en toda su grandeza, y este acontecimiento gozoso siempre suele
coincidir con los instantes de mayor complicidad, cuando el entorno es amable
con la causa y el efecto de la emoción encargada de mejorar ese ratico del día concreto en el que estemos. Tal reflexión
conduce a la química, a las fórmulas y sus manifestaciones. Una ciencia
estructurada en torno a una tabla de elementos esenciales que crece cada curso
con nuevas incorporaciones, cuando hace 20 años los maestros ya hablaban de la
imposibilidad de identificar nuevos miembros de tan selecto club. Rutenio,
antimonio, plata. El laboratorio se encarga de convertirlos en otras cosas. Como
ocurre con las palabras, elementos esenciales de una tabla que también crece
con los aportes de otras tierras.
El círculo de este análisis efectista se
cierra aquí. Moraleja: las reglas están para conocerlas y saltárselas cuando la
referencia que nos lleva a romperlas sea lo suficientemente hermosa. Porque
sólo ofende quien puede, y quien sabe lo que hace, y disfruta haciéndolo con el
conocimiento de estar caminando por el lado salvaje de la vida.